Bosques Textos
Hace unos días conversábamos con Sara Bennet sobre cómo pintar el bosque tropical es en cierta forma pintar un espacio interior. Algo similar a lo que fue para los pintores holandeses del siglo 17 pintar sus espacios vitales (podemos imaginar la maravillosa pintura de Vermeer). Pero mientras que en sus obras las leyes de la óptica, la perspectiva, la regularidad están presentes, en nuestros bosques la variedad, la irregularidad, la vitalidad palpitan. En el bosque siempre hay algo que puede ocurrir, el canto de las chicharras, el vuelo súbito de algún pájaro de color, la neblina que esconde las cosas, los ojos de una rana o un gecco que nos miran….
Cuando estamos en el bosque, nos convertimos en una pequeña parte de sus entrañas, compartimos su respirar, y ya no hay diferencia entre lo que vemos y lo que somos.
Cuando era niña siempre me fascinó la idea de ver el interior de las cosas, soñaba con tener visión de rayos x, a veces jugaba con los dedos de las manos para sentir los remolinos de aire alrededor de ellos, o soplaba con fuerza para ver si lograba mover las hojas de los árboles altos y lejanos.
…En el bosque siempre hay algo que puede ocurrir..
Años después al tiempo que me interesaban las estructuras de lo que veía me preguntaba como pintar el calor-color , el sonido-color, el ritmo- color de nuestros cuerpos, de nuestros espacios, y de nuestras ciudades vulnerables.
Ahora cuando estoy dentro del bosque abro los ojos, y soy una mujer antigua…. muy antigua… tal vez como la primera que al abrir sus ojos se maravilla de la visión y de lo que ve.
Pinto estos lugares desde la memoria de ellos que vive dentro de mí.
Blanca Moreno